Las manchas blancas en la piel son un motivo de consulta muy frecuente en dermatología. No siempre significan lo mismo ni tienen la misma causa. En algunos casos se deben a sequedad, eccema o exposiciones solares repetidas, y en otros corresponden a enfermedades de la pigmentación como el vitíligo. Por eso, ante la aparición de estas lesiones, es importante acudir al dermatólogo para recibir un diagnóstico preciso.
Si quieres profundizar en otros tipos de manchas, te recomendamos leer más sobre las manchas blancas en la cara: tipos, causas y tratamiento o sobre las manchas blancas en la piel producidas por el sol.
Vitíligo: significado y definición
El vitíligo es una enfermedad crónica de la piel en la que se destruyen o dejan de funcionar los melanocitos, que son las células encargadas de producir melanina (el pigmento que da color a la piel, al pelo y, en menor medida, a algunas mucosas). Como consecuencia, aparecen manchas blancas bien delimitadas, de tamaño y forma variable, que pueden ir aumentando con el tiempo.
Algunos puntos clave sobre el vitíligo:
- Es una enfermedad no contagiosa.
- Puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más frecuente que debute entre los 10 y los 30 años.
- Afecta por igual a hombres y mujeres, y puede aparecer en todos los fototipos cutáneos (piel clara u oscura).
- No produce dolor; en ocasiones puede acompañarse de ligera sequedad o picor, sobre todo si coexisten otras patologías cutáneas.
¿Qué provoca el vitíligo? Causas y factores implicados
El origen exacto del vitíligo es complejo y multifactorial. Existen varias teorías que intentan explicar por qué se destruyen los melanocitos:
1. Teoría autoinmune
Es la hipótesis más aceptada. En el vitíligo, el sistema inmunitario reconoce por error los melanocitos como “extraños” y los ataca, provocando su destrucción progresiva. No es raro que algunas personas con vitíligo presenten además otras enfermedades autoinmunes (como trastornos tiroideos), motivo por el cual el dermatólogo puede solicitar análisis complementarios.
2. Teoría metabólica y estrés oxidativo
Otra teoría resalta el papel del estrés oxidativo. Un exceso de radicales libres y un desequilibrio en los mecanismos antioxidantes de la piel podrían dañar a los melanocitos, alterando la síntesis y el transporte de melanina.

3. Teoría neurogénica
Plantea que determinadas sustancias neuroquímicas liberadas por las terminaciones nerviosas cutáneas podrían resultar tóxicas para los melanocitos y desencadenar su destrucción.
4. Factor genético y antecedentes familiares
En aproximadamente un 20 % de los casos, el vitíligo aparece en varios miembros de la misma familia, lo que indica una predisposición hereditaria. Tener antecedentes familiares no significa que necesariamente vayas a desarrollarlo, pero sí que el riesgo puede ser algo mayor.
5. Factores desencadenantes (incluido el estrés)
Aunque la base suele ser genética o autoinmune, distintos factores pueden actuar como “disparadores” o empeorar la enfermedad:
- Estrés emocional intenso o mantenido.
- Quemaduras solares importantes o agresiones repetidas en la piel.
- Traumatismos locales (fenómeno de Koebner: aparición de lesiones en zonas de roce o microtrauma).
- Algunos factores hormonales o cambios vitales (pubertad, embarazo, etc.).
Es importante recalcar que el estrés por sí solo no “crea” el vitíligo, pero puede desencadenar brotes o favorecer que las manchas se extiendan en personas predispuestas.
¿Qué personas son más propensas a tener vitíligo?
Cualquier persona puede desarrollar vitíligo, pero el riesgo puede ser mayor cuando:
- Existen antecedentes familiares de vitíligo u otras enfermedades autoinmunes.
- La persona padece enfermedades autoinmunes asociadas (tiroiditis autoinmune, por ejemplo).
- Se han sufrido quemaduras solares intensas o repetidas.
- Se viven periodos prolongados de estrés físico o emocional.
Aun así, en muchos pacientes no se identifica un desencadenante claro, por lo que el abordaje debe ser siempre individualizado por el dermatólogo.
Vitíligo: cómo son las manchas y en qué zonas aparecen
Las manchas de vitíligo suelen ser:
- Blancas, bien delimitadas, a veces con un borde algo más oscuro.
- De tamaño variable: desde pequeños puntos hasta placas más extensas.
- Habitualmente simétricas (por ejemplo, en ambos lados del cuerpo).
Las zonas más frecuentes donde se desarrollan las placas vitiliginosas son:
- Cara (especialmente alrededor de la boca y párpados).
- Palmas de las manos y plantas de los pies.
- Pezones y región de los senos.
- Axilas.
- Abdomen (sobre todo alrededor del ombligo).
- Zona lumbar y región sacra.
- Área inguinal y anogenital.
- Codos, rodillas y dedos de manos y pies.
En algunos casos puede afectarse también el cuero cabelludo, las cejas, pestañas o el vello corporal, produciendo canicie localizada (pelos blancos en las zonas afectadas).
Diagnóstico del vitíligo
El diagnóstico del vitíligo es fundamentalmente clínico, es decir, el dermatólogo lo realiza mediante la exploración de la piel. En ocasiones puede utilizar:
- Lámpara de Wood, que resalta las zonas despigmentadas.
- Analíticas para descartar otras enfermedades asociadas (por ejemplo, tiroides).
- Biopsia cutánea en casos dudosos, para diferenciarlo de otras causas de manchas blancas.
Es importante diferenciar el vitíligo de otras causas de despigmentación o hipopigmentación, como la hipomelanosis guttata idiopática o algunas formas de dermatitis. Si tienes dudas, evita la automedicación y consulta siempre con tu dermatólogo.
¿Cómo se trata el vitíligo?
En la piel afectada por vitíligo se han encontrado melanocitos residuales situados en estructuras profundas como la raíz del folículo piloso (los llamados “melanocitos latentes”). El objetivo de los tratamientos es estimular su actividad y favorecer que migren hacia la superficie, ayudando a repigmentar las áreas despigmentadas.
El tratamiento del vitíligo es siempre individualizado y depende de:
- La actividad de la enfermedad (estable o en progresión).
- La localización de las lesiones.
- La extensión de las manchas blancas.
- La edad del paciente y la presencia de otras enfermedades.
Opciones terapéuticas habituales (siempre bajo control médico)
- Corticoides tópicos: en forma de cremas o lociones, utilizados por periodos limitados y bajo supervisión dermatológica.
- Inhibidores de la calcineurina tópicos: útiles en zonas delicadas como la cara, cuello o pliegues.
- Tratamiento sistémico (corticoides u otros fármacos inmunomoduladores): reservado para casos seleccionados según criterio médico.
- Cremas antioxidantes y fórmulas específicas que ayudan a combatir el estrés oxidativo de la piel.
- Fototerapia (UVB de banda estrecha, entre otras modalidades): es considerada el estándar de oro en muchos casos de vitíligo, siempre en unidades especializadas.
- Camuflaje cosmético (maquillajes específicos para vitíligo) como apoyo estético y emocional.
Ningún tratamiento es universal ni garantiza la repigmentación completa, pero un enfoque combinado y constante, guiado siempre por el dermatólogo, puede mejorar significativamente el aspecto de la piel y la calidad de vida de la persona.
Cuidado dermocosmético en el vitíligo: la línea Vitises de Sesderma
Además del tratamiento médico, el cuidado diario de la piel es clave para proteger las zonas despigmentadas y optimizar los resultados. En Sesderma, la línea Vitises está específicamente formulada para el cuidado complementario de las pieles con vitíligo.
En función de la recomendación del especialista, la rutina dermocosmética puede incluir:
- Limpieza suave con productos respetuosos con la barrera cutánea.
- Tratamientos tópicos específicos de la gama Vitises, que incorporan activos dirigidos al cuidado de la piel con vitíligo.
- Fotoprotección muy alta en todas las zonas expuestas, a diario, para minimizar el contraste entre piel sana y despigmentada.
Si también te preocupan otras manchas en la piel, puedes ampliar información sobre qué crema antimanchas recomiendan los dermatólogos según el tipo de hiperpigmentación o hipopigmentación.

Vitíligo y estrés: ¿qué relación existe?
Muchas personas refieren que las primeras manchas o la extensión de las existentes han coincidido con periodos de estrés intenso, duelos, cambios laborales o personales importantes. El estrés no es la causa única del vitíligo, pero puede:
- Actuar como factor desencadenante de los primeros brotes en personas predispuestas.
- Favorecer la progresión de la enfermedad si se mantiene en el tiempo.
Por ello, dentro del abordaje integral del vitíligo es recomendable cuidar también el bienestar emocional: técnicas de manejo del estrés, ejercicio físico, descanso adecuado y, cuando sea necesario, apoyo psicológico.
Otras causas de manchas blancas en la piel que no son vitíligo
No todas las manchas blancas significan vitíligo. Existen otras entidades que pueden producir hipopigmentación o despigmentación parcial:
Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, no contagiosa, en la que alternan fases de brote y remisión. Se caracteriza por:
- Piel muy seca y sensible.
- Manchas rojas o eccemas que pican intensamente.
- Lesiones que pueden dejar áreas más claras tras la inflamación (hipopigmentación postinflamatoria).
Existe una predisposición genética (atopia) y una alteración de la función barrera de la piel, que la hace más permeable y susceptible a irritantes y alérgenos. El tratamiento se basa en cuidados dermocosméticos específicos, hidratación intensiva y, cuando es necesario, corticoides tópicos o inmunomoduladores indicados por el dermatólogo.
Hipomelanosis guttata idiopática
La hipomelanosis guttata idiopática se caracteriza por la aparición de pequeñas manchas blancas redondeadas, sobre todo en piernas, brazos, hombros, cuello y cara, áreas muy expuestas al sol. Suelen observarse a partir de los 20-30 años y se relacionan con:
- Fotoenvejecimiento de la piel.
- Exposición solar crónica.
- Predisposición genética en algunos casos.
Las lesiones son benignas y no suponen un riesgo para la salud, pero sí pueden tener impacto estético. La prevención se basa en una buena fotoprotección y en evitar las exposiciones solares intensas y repetidas.
Recomendaciones para cuidar y prevenir el empeoramiento de las manchas blancas
Aunque el vitíligo no siempre se puede prevenir, sí es posible proteger la piel y evitar que las lesiones empeoren o que aumente el contraste con la piel sana:
- Aplicar fotoprotección alta o muy alta (SPF 50+) a diario en todas las zonas expuestas, renovándola con frecuencia.
- Evitar las quemaduras solares y las exposiciones intensas en las horas centrales del día.
- Utilizar fotoprotectores faciales específicos y, si es necesario, complementos orales antioxidantes bajo recomendación médica.
- Cuidar la barrera cutánea con limpiadores suaves y cremas hidratantes adaptadas a tu tipo de piel.
- Consultar siempre con el dermatólogo antes de iniciar cualquier tratamiento despigmentante o procedimiento estético.
- Prestar atención al bienestar emocional y buscar apoyo si el aspecto de la piel afecta a tu calidad de vida.
¿Qué debo hacer si tengo vitíligo?
Si has notado la aparición de manchas blancas nuevas o un cambio en el patrón de pigmentación de tu piel, estos serían los pasos recomendables:
- Pedir cita con un dermatólogo para confirmar el diagnóstico y descartar otras patologías.
- Comentar si existen antecedentes familiares de vitíligo o enfermedades autoinmunes.
- Valorar junto con el especialista las opciones de tratamiento médico más adecuadas para tu caso.
- Establecer una rutina dermocosmética de apoyo (por ejemplo, con productos de la línea Vitises) y una pauta estricta de fotoprotección.
- Realizar un seguimiento periódico para ajustar el plan según la evolución.
Recuerda que la información de este artículo es orientativa y no sustituye la valoración individual por parte de un profesional sanitario.
Preguntas frecuentes sobre el vitíligo
¿Qué es lo que provoca el vitíligo?
El vitíligo se produce por la pérdida o destrucción de los melanocitos, las células que fabrican el pigmento de la piel. En la mayoría de los casos interviene un mecanismo autoinmune, sobre el que actúan factores genéticos y desencadenantes como el estrés, las quemaduras solares o determinados traumatismos sobre la piel.
¿Qué debo hacer si tengo vitíligo?
Lo más importante es consultar al dermatólogo para confirmar el diagnóstico y valorar el tratamiento más adecuado (tópico, sistémico, fototerapia, etc.). Además, se recomienda aplicar fotoprotección alta todos los días, seguir una rutina dermocosmética específica —por ejemplo, con productos de la línea Vitises— y cuidar el bienestar emocional.
¿Qué personas son más propensas a tener vitíligo?
Son más propensas las personas con antecedentes familiares de vitíligo o de otras enfermedades autoinmunes, así como quienes presentan determinadas alteraciones inmunológicas o han sufrido quemaduras solares intensas. No obstante, puede aparecer en cualquier persona, independientemente del tipo de piel.
¿Qué causa el vitíligo por estrés?
El estrés no es la única causa del vitíligo, pero puede actuar como disparador en personas predispuestas, favoreciendo el inicio de las manchas o la extensión de las ya existentes. Se cree que el estrés altera el equilibrio del sistema inmune y aumenta el estrés oxidativo, lo que contribuye al daño de los melanocitos.
¿Qué se puede hacer para evitar el vitíligo?
No existe una forma garantizada de evitar el vitíligo, especialmente cuando existe predisposición genética. Sin embargo, sí se pueden tomar medidas para cuidar la piel y reducir factores de riesgo: protegerse del sol, evitar las quemaduras solares, cuidar la barrera cutánea, manejar el estrés y acudir al dermatólogo ante cualquier cambio de pigmentación para iniciar el tratamiento cuanto antes.








