Dermatitis atópica en niños

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La dermatitis atópica en niños afecta a entre el 10% y el 20% de la población infantil. Esta alteración irrita la piel y provoca la pérdida de agua. Cuidarse a diario, haya o no brotes, es clave para controlarla.


La dermatitis atópica en niños es una enfermedad inflamatoria de la piel que se ha triplicado en las tres últimas décadas en los países económicamente desarrollados.

Si bien, según las estadísticas, de cada diez niños que nacen, como mínimo uno o dos desarrollarán dermatitis atópica, también el 10% de los adultos la sufrirá a lo largo de su vida.

En cerca de la mitad de los casos, la dermatitis atópica en niños aparece antes de los seis meses de vida; en el 60% aparece antes del año de vida y en el 85% antes de los cinco años. Aunque remite temporalmente en la adolescencia en un gran porcentaje de casos, en aquellos pacientes que lleguen a adultos con la enfermedad, ésta evolucionará a formas más severas. Es, precisamente, en las etapas primarias o últimas de la vida cuando más se acentúa.

Si la dermatitis atópica en niños se está haciendo famosa no es por las campañas de sensibilización sino por el gran aumento de casos. De hecho, rara es la clase en la que no hay ningún niño con esta enfermedad.

¿Qué es la dermatitis atópica?

Las últimas investigaciones indican que hay alteraciones en la formación de la estructura de la barrera cutánea, y por tanto en su función protectora, que desprotegen al niño frente a agentes externos: pierde agua a través de la piel alterada y los irritantes y alérgenos pueden traspasar la epidermis y provocar la inflamación. Esta enfermedad es benigna, altamente molesta y sin cura definitiva hasta la fecha.

Sus causas

  1. La predisposición genética aumenta el riesgo de padecerla.
  2. Las alteraciones inmunológicas.
  3. Cuando se altera la función de barrera de la piel, algunas sustancias irritantes y agentes infecciosos son capaces de atravesar esta barrera y afectar a las células del sistema inmunológico. Así, los pacientes con dermatitis atópica tienen más probabilidad de contraer infecciones, sobre todo mientras se desarrolla el sistema de inmunidad adquirida en los menores.

Cómo reconocer sus síntomas

Los síntomas más frecuentes de la dermatitis atópica son:

  1. piel muy seca y sensible en la que aparecen lesiones caracterizadas por la hinchazón
  2. enrojecimiento
  3. picor intenso

Estos síntomas se presentan en brotes, alternando períodos de mejoría con épocas de crisis. La duración de cada brote de dermatitis atópica en niños ronda los 18 días y suele haber cinco brotes al año de media. Estas crisis alteran su sueño, les impiden descansar, les irritan y les crean ansiedad.

En los adultos, esos problemas de sueño pueden provocar problemas psicológicos y, en los casos más graves, incapacidad laboral. Esta enfermedad afecta a la calidad de vida del niño con la misma intensidad que otras enfermedades crónicas que se tienen generalmente como más severas, como el asma o la diabetes. Es importante remarcar que la atención y cuidado que necesita el niño conllevan un aumento de la carga familiar tanto por el tiempo como por el gasto que suponen estos cuidados.

Puerta a enfermedades alérgicas

Los eccemas de la dermatitis atópica en niños suelen provocar la rotura de la capa superficial de la piel y, por lo tanto, proporcionan un ambiente ideal para la entrada y crecimiento en la piel de gérmenes, en especial el denominado Staphylococcus aureus. «Aureus» significa «dorado» y este nombre tiene su origen en que cuando la piel está infectada aparecen costras de aspecto amarillo-dorado sobre el eccema. Este germen está presente en el 80% de lesiones. Además, el picor propio de los eccemas provoca el rascado de las lesiones, lo que contribuye a la pérdida de la capacidad protectora de las capas superficiales de la piel y, consecuentemente, favorece la presencia de gérmenes en la piel. La dermatitis atópica en niños forma parte de lo que se ha denominado triada atópica, en las que el paciente además de la piel atópica puede estar afectado con patologías como el asma, la rinoconjuntivitis y la alergia a ciertos alimentos. Cerca del 30% de los menores con dermatitis atópica desarrollará una o varias de estas enfermedades alérgicas.

Para evitar la cronificación del proceso y actuar sobre los factores que participan en el eccema como inflamación y entrada de gérmenes, es necesario aplicar productos que aúnen su acción frente a ambos factores:

  1. Inflamación corticoides tópicos
  2. Antiinflamatorio de uso tópico
  3. Gérmenes antiinfecciosos tópicos

Cuidados diarios

Los cuidados diarios de la dermatitis atópica en niños conllevan mantener una adecuada higiene e hidratación de la piel mediante la aplicación de cremas hidratantes.

Con carácter general deben evitarse aquellas circunstancias que causan prurito o picor intenso:

  • Higiene: los baños con agua muy caliente y detergentes agresivos aumentan la xerosis e irritan la piel de los pacientes atópicos. No obstante, debe mantenerse una higiene adecuada: es preferible la ducha al baño, con agua templada y emplear geles de baño de pH ácido.
  • Calor excesivo: los pacientes con dermatitis atópica toleran mal el calor. Debe evitarse la temperatura ambiental elevada y el uso de ropa de abrigo excesiva.
  • Ambiente seco: la sequedad del ambiente aumenta el prurito en la dermatitis atópica. La calefacción, como la empleada por los coches, puede agravar la situación. La humidificación ambiental con instalaciones profesionales adecuadas son mucho más beneficiosas que las medidas caseras, poco eficaces.
  • Excesiva exposición solar: el sol, tomado con mesura, es beneficioso en la dermatitis atópica en niños, pero debemos proteger la piel con un fotoprotector adecuado. Algunos pacientes tienen mala tolerancia al sol y pueden sufrir agravamiento de sus lesiones.
  • Ropa inadecuada: algunos tejidos como la lana, o materiales plásticos, gomas, etc. pueden afectar negativamente. El tejido más recomendable es el algodón. Cuando lavemos la ropa, debemos utilizar detergentes suaves líquidos con un buen aclarado.
  • Alimentos: la lista de alimentas perjudiciales es, desgraciadamente, larga. En ella incluiremos alimentos ácidos (cítricos, tomate…); los excitantes, como el café y el cacao, aumentan el prurito. Otros, por su contenido en histamina o por liberarla (fresas, marisco…), pueden desencadenar el prurito.
  • Vacunas: en los casos de dermatitis atópica en niños los menores deben vacunarse con normalidad, pero durante los tratamientos con corticoides sistémicos no deben administrarse vacunas con virus vivos (varicela, poliomielitis, sarampión-parotiditis-rubéola).
  • Hidratación: la aplicación de cremas hidratantes una o varias veces al día es una medida clave en el tratamiento de la dermatitis atópica en niños. El momento más adecuado para aplicar la crema es tras la ducha o el baño. Muchos pacientes atópicos tienen mala tolerancia a algunos de los ingredientes más habituales, como la urea, por lo que prestaremos atención.
  • Rascado: En la medida de lo posible evitaremos rascar o frotar la piel. Esto es particularmente difícil en los niños. Una sencilla medida que evita males mayores es asegurarnos de que llevan las uñas cortas y limpias. Se las limaremos cada dos o tres días. Para evitar que se rasquen involuntariamente mientras duermen, les pondremos guantes de algodón.
  • Alérgenos: los ácaros viven en la ropa, los sofás, alfombras, ropa de cama, cortinas… Estos animalitos microscópicos son alérgenos que pueden causar eccema. Para deshacerse de ellos, lo mejor es quitar el polvo a diario con una bayeta húmeda, airear los colchones, pasar la aspiradora, lavar la ropa de cama y sus peluches a una temperatura mínima de 60ºC.
  • El cloro del agua de las piscinas puede empeorar el eccema atópico. Trata de que se duche inmediatamente después de nadar y aplica emoliente o un protector con función barrera después del baño.

Además de estas medidas generales, para el tratamiento de los brotes se utilizan antiinflamatorios tópicos. Y en los casos graves el dermatólogo también emplea la luz ultravioleta y los inmunosupresores por vía oral.

Todos los productos que se apliquen en los casos de dermatitis atópica en niños deben estar formulados con principios activos fundamentados en la medicina basada en la evidencia. Para ello es importante que los padres recurran a productos elaborados por laboratorios con prestigio científico y, sobre todo, formulados por dermatólogos, los mayores conocedores de esta enfermedad.

Algo tan sencillo como un gel de ducha diario o una crema corporal puede mejorar la calidad de vida de un niño o de un adulto que padezca atopía. Y, además, a la larga puede suponer un ahorro en medicamentos, visitas al dermatólogo, estrés, dedicación de los padres, etc.

La dermatitis atópica en niños es común, seguir estos consejos ayudara a mejorar, sin duda alguna, la calidad de vida de aquellos menores que la padezcan.

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